Juan XIV fue el papa de la iglesia católica N° 136, su período en el trono de San Pedro apenas duró unos cuantos meses, puesto que la muerte del emperador Otón II propició la usurpación por parte del antipapa Bonifacio VII en el trono papal, que acabó por deponer y encarcelar al legítimo sucesor quien falleció meses más tarde en prisión. Se recuerda su memoria el 20 de agosto.
Juan XIV, de nombre real Pietro Cane de Panova, nació en Pavía, probablemente en la primera parte del siglo X. Se unió a la vida religiosa siendo un hombre de valores cristianos, generosidad y bondad que fueron importantes para su posterior consagración. Llegó a ser obispo de la diócesis de Pavía.
Luego de la muerte del papa Benedicto VII, el emperador Otón II apoyó al obispo Pietro para que fuese electo y consagrado como Sumo Pontífice a finales del mes de noviembre del año 983. Desde ese momento el Pietro decide cambiar su nombre por Juan XIV, por considerarse indigno de llevar el nombre del primer papa, San Pedro.
Sorpresivamente, el emperador Otón II fallece el 7 de diciembre de ese mismo año, quedando la Santa Sede desprotegida del apoyo político. La noticia llegó al antipapa Bonifacio VII, quien se encontraba en refugio en Constantinopla.
A comienzos de año 984, Bonifacio VII se traslada a Roma, apoyado por seguidores romanos de la casa de Crescencio, donde provoca una revuelta y acaba por deponer al papa Juan XVI del trono, para usurparlo.
El papa Juan XVI fue encarcelado en las Catacumbas del Castillo de San Ángelo, en abril del 984, donde permaneció encerrado y fallece el 20 de agosto de ese año, probablemente debido a la inanición, torturas y miserias a las que fue sometido por orden de Bonifacio VII.