San Adjutor o Adjutor de Vernon, es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XII. Perteneciente a una distinguida familia noble, cayó prisionero de guerra, sufrió penas y torturas por su fe cristiana, y mediante varios prodigios consiguió su libertad para regresar a su patria y llevar una vida monástica y penitente de contemplación y oración.
Adjutor nació el 24 de junio del año 1073 en Normandía, era descendiente de la casa de los señores de Vernon-sur-Seine. Tuvo educación cristiana y se unió como caballero a la Primera Cruzada, junto con Godofredo de Buillón. En una de estas batallas, Adjutor fue capturado. Aunque intento huir nadando, volvió a ser capturado y permaneció en cautiverio por 17 años, soportando por su fe cristiana, torturas y castigos.
La leyenda que narra cómo consiguió su libertad explica un fantástico episodio cargado de milagros. Adjutor había rezado a Santa Magdalena y San Bernardo de Tirón, y esa misma noche, unos ángeles aparecieron en su celda, le retiraron los grilletes y lo trasladaron hasta un bosque próximo a Vernon.
En esta comunidad, Adjutor ingresó en el monasterio de Tirón donde permaneció algunos años aprendiendo la vida monástica, practicando la contemplación y las penitencias para fortalecer aún más su espíritu. Luego se retiró a pasar los últimos años de su vida en el bosque de Vernon como ermitaño. Falleció el 30 de abril de 1131.
San Adjutor es considerado el patrón de los nadadores, de los marineros y de los ahogados, ya que un episodio de su vida narra que cuando fue hecho preso por los musulmanes, escapó nadando a Francia. Otra historia cuenta que cuando estaba escapando en el mar, un gran remolino de agua se levantó, y Adjutor bendijo las aguas y con la señal de la cruz calmó la tempestad. Por eso, este santo es invocado como protector de los navegantes. También es patrón de la ciudad de Vernon.