Hoy, 14 de enero, recordamos a los santos que nos dejaron un legado de humildad y servicio desinteresado. Su vida nos muestra que la grandeza no se mide por la riqueza o el poder, sino por el amor y la entrega a los demás. Nos invitan a vivir con sencillez y a poner nuestros dones y talentos al servicio de los más necesitados.
Su ejemplo es un llamado a seguir los pasos de Jesús, quien vino a servir y no a ser servido. Oremos para que, como ellos, aprendamos a poner nuestra vida al servicio de los demás y a vivir con el corazón lleno de amor y generosidad. Que su ejemplo nos inspire a vivir una vida auténticamente cristiana, comprometidos con el bien común y la construcción de un mundo más justo y solidario.