La beata Humbelina fue una religiosa de la región de Troyes en Francia, quien vivió durante el siglo XII. Era hermana de san Bernardo de Claraval, y gracias a la dirección de este santo, Humbelina abandonó sus costumbres mundanas y se entregó a la vida religiosa convirtiéndose en abadesa.
Humbelina era hermana menor de San Bernardo, creció además con otros cinco hermanos varones, esto hizo que su carácter fuese fuerte, decidido e imponente. En su juventud, Humbelina se casó con un noble rico, pero se desvío a los caminos de la vida mundana, entre lujos y placeres.
No obstante, su corazón inquieto no encontraba paz y comenzó a acercarse a Dios, reflexionando a partir de la experiencia de sus hermanos que eran monjes cistercienses. En busca de guía espiritual, Humbelina visitó a su hermano Bernardo en el monasterio de Claraval, y con este encuentro despertó en su alma el arrepentimiento y el sentido de llevar una vida religiosa.
Pidió a su marido el permiso para entrar al convento de las benedictinas negra en Jully-les-Nonnais, y así ingresó a esta congregación con la beata Adelina y su cuñada Isabel que era abadesa. Más tarde, fundaron el convento de Tart para monjas cistercienses, y luego Humbelina se convirtió en abadesa.
Falleció en 1135, en la quietud de su monasterio, junto a sus hermanos. Fue confirmado su culto por el papa Clemente XIII en el año 1763.